“Diviértete Pablo, que todavía eres muy joven”. Eran palabras de mi madre y pensaba tomármelas al pie de la letra. Nos reunimos los cuatro de siempre y nos fuimos a quemar el pueblo. Cervezas, vino, whisky,… lo que sea. Siempre hemos tenido muy buena boca. Yo soy de los que mejor aguanta, no como otros a los que tenemos que llevar a rastras a su casa.
Alguna chica cae, líos sin importancia, como siempre. De bar en bar, de fiesta en fiesta, de chica en chica,… hasta el amanecer.
Ahora me duele todo el cuerpo y la hinchazón del labio todavía no ha bajado. Me da pena despertar a mi madre, pero alguien tendrá que sacarnos del cuartelillo.
