Reconoció su creación en cuanto la vio. Las líneas perfectamente trazadas, cada curva en su sitio, simetría en la figura, rebosante de color y armonía. A simple vista no se apreciaba fallo alguno, era perfecta. Una fachada impecable. No había duda, aquella niña era hija suya.
Y tres
Hace 6 días
Bien por el conocedor.
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