domingo, 4 de agosto de 2013

VOLVER ATRÁS

 
Allí estaba, en el fondo del cajón de la mesita de noche, debajo de un montón de calcetines. Todos los sábados cuando iba a verlo, mi abuelo escondía cien pesetas en algún lugar de su habitación y yo, cual detective, lo removía todo en busca de aquel tesoro. Corrí contenta con mis veinte duros en la mano y al salir a la terraza mi abuelo ya no estaba... Hace dos minutos yo tenía cinco años y mi abuelo reía a carcajadas.