Todos en la familia confían en mi criterio y buen gusto. Siempre elijo buen color, buen acabado y una madera excelente. Hoy le tocó a la tía Enriqueta. Seguro, que allá donde esté, su ataúd le encanta.
Leyó el cartel de la derecha: "Suicidio por corazón roto". Leyó el cartel de la izquierda: "Se arreglan corazones rotos". Todavía le quedaba esperanza.
Todos los pétalos deshojados cada vez que veía a su amada los guardaba en una cajita de madera... Esos mismos pétalos que le llovieron del cielo en el día de su boda con ella.