miércoles, 24 de febrero de 2010

DOÑA CONCHA

Como cada tarde, Doña Concha, subía el volumen de su tocadiscos. Francisco Alegre, El Beso y Suspiros de España llenaban de melodías el salón de su casa y traspasaban las paredes hasta los oídos de José.

Ayer, como cada tarde, José esperaba escuchar los pasodobles desde la casa de su vecina, pero no sonaron. Pasó una hora y otra. Nada. Se levantó, salió de casa preocupado y tocó en la puerta vecina. Doña Concha abrió con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Mira lo que me han regalado! – dijo la mujer. Con la ilusión de una niña pequeña, le enseñó el ipod rosa donde estaba escuchando todos sus pasodobles.

5 comentarios:

  1. Las nuevas tecnologías rompen las costumbres de siempre.

    Me gustó.
    Un saludo indio

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  2. Vaya, menos mal que fué lo del Ipod, ya empezaba a ponerme triste!!! Buen giro, eso si que no me lo esperaba.

    Besos!

    Esther

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  3. Muy lindo relato, nostalgia, suspenso y final inesperado en cuatro lineas.

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  4. Me ha gustado muchoo!!

    Besitos Maria Luisa!

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  5. Tienes algunos problemas de puntuación, Marialuisa.

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