De repente una lágrima empezó a asomar por su ojo derecho. Y luego otra por el izquierdo. Y otra mas. ¿Qué estaba pasando? Aquel hombre rudo, frío como el hielo, ¿se estaba volviendo vulnerable....o sólo fue cosa de aquella niña rubia y regordeta que le dijo papá por primera vez?
Cariño, tenemos un poema (Accésit Rincón de la Victoria)
Hace 20 horas
Yo pensaba que estaba cortando cebolla. Ja, ja.
ResponderEliminarQue sentimiento,buen micro relato,escribe muy bien,bonito blog,un saludo.
ResponderEliminarFeliz Lunes.
Que bonito..nadie es tan impasible como el hielo
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