El payaso empezó a llorar. No conseguía arrancarle una sonrisa a aquella niña. Él era especialista en hacer reír a los niños. Ni sus globos con forma de animales, ni la flor que lanzaba agua, ni sus imposibles muecas con la cara pintada. Nada.
Sólo cuando la pequeña vio correr las lágrimas por las mejillas del payaso, esbozó una sonrisa. Ella era especialista en hacer llorar a los payasos.
Sólo cuando la pequeña vio correr las lágrimas por las mejillas del payaso, esbozó una sonrisa. Ella era especialista en hacer llorar a los payasos.
Eiii, Marialuisa, éste es bueno. Los ricos (y los payasos) también lloran. Y esa niña es una cruel de cuidado.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha encantado Matia Luisa!!!!
ResponderEliminarUn besito