De pequeño me gustaba ir a aquel lugar. Mientras nuestros padres hablaban de negocios, Tomy y yo, jugábamos a indios y vaqueros. Aquel coche era mi mejor escondite. Un día todos salimos corriendo de allí mientras se escuchaban gritos y disparos, igual que en nuestros juegos. Me asusté un poco. Ayer, diez años después, volví a ver a Tomy. Yo le sonreí, él me sostuvo la mirada y se pasó el dedo por el cuello.....
Criptografía
Hace 5 días
Cuando los juegos de niños se convierten en negocios de adultos. Muy chulo
ResponderEliminarLos juegos de mayores son más peligrosos ¿no?
ResponderEliminarUn saludo indio