martes, 23 de marzo de 2010

ENAMORARSE

No digas que te has enamorado. No. Porque jamás has sentido esa punzada en el corazón cuando se tiene delante a la otra persona, porque no has sudado descontroladamente y te has quedado sin palabras en una situación en la que estas deseando que te trague la tierra y no te devuelva si no es en otro lugar del mundo. Tienes la ventaja de no haber sentido eso. Porque es una ventaja. Cuando te enamoras no lo notas, entra sin hacer ruido como el adolescente que llega a casa después de la hora marcada por sus padres un sábado por la noche. Enamorarse te deja como aturdida, diciendo a todo que si aunque no sepas en realidad de lo que estas hablando, pero la cabeza se mueve hacia abajo y hacia arriba, y una leve sonrisa se acomoda en tus labios para siempre sin saber por qué. Una cara rara. Cara de tonto que dicen algunos, pero no se puede evitar.

No me preguntes por qué. Porque yo no me he enamorado nunca… A mi estas cosas me las han contado.

4 comentarios:

  1. Vaya, pues te lo ha contado alguien con experiencia. Ya quisiera yo. Cada vez que intento enamorarme viene mi padre y me lo chafa. Si no digo yo que algún día lo logre, pero de ahí a entonces me voy a quedar para vestir santos. Hablando de santos, el señor cura siempre me dice que hay un puesto para mí en sacristía. Tú qué opinas. No sé que hacer.

    ResponderEliminar
  2. Nadie puede contar esas cosas ni conocerlas porque no las contaron. Mejor es vivirlas, si señor!

    ResponderEliminar
  3. Lo de para vestir santos ya no se lleva, hombre!! jaja,
    eso es mejor vivirlo, es verdad Martin,
    gracias a los dos

    ResponderEliminar
  4. Sí, sí... jejejje... me recordó a lo de "tengo una amiga que...". Las cosas si no se viven no se pueden explicar.

    Un saludo.

    ResponderEliminar