Se puso a dieta como el resto de sus compañeras. Eran las seis damas de honor de la boda del año y a ninguna le estaba bien el vestido. Tenían que perder cinco kilos en un mes. ¿Lo conseguirían?
El día llegó. La iglesia, preciosa, decorada con flores, y en el altar, olor a incienso, olor a Semana Santa. Los novios, guapísimos. Él de chaqué y un poco nervioso. Ella, blanca y radiante como la canción. Pero ni rastro de las damas de honor.
El honor se disipó en la madrugada entre gritos.
ResponderEliminarBlogsaludos