Está sentada en su mecedora, como siempre, haciendo punto. Una bufanda me dijo que era, aunque ya pasa de tres metros y ella sigue con sus agujas. Nunca pierde la sonrisa, ni cuando hay tormenta. De pequeña se asustaba y lloraba acurrucada en los brazos de su madre. Ahora con 90 años, sólo recuerda que se llama Josefa y que le encanta hacer punto.
Criptografía
Hace 5 días
Que ya es algo...
ResponderEliminarComo Penélope: teje y teje y teje... sin saber lo que desea ni espera... Sólo la memoria le hace destejer lo hecho...
ResponderEliminarCreo q despúes de vivir 90 años, en este mundo q a unas veces te sonrie y otras te da una dentada, bien tiene merecido disfrutar de lo q más le gusta aunq esa bufanda llegue a los 25 metros..
ResponderEliminarbesos