Se sentó detrás de ella en el autobús. La siguió hasta el supermercado y después a comprar el periódico. Aprovecharía el paso por el parque, desierto a esas horas, y se abalanzaría sobre ella. Lo llevaba planeando varios meses. Joven, guapa y rica. Lo tenía todo. Lástima que no lo llamara, como dijo en aquella fiesta.
Se sentó en el banco, soltó las bolsas de la compra y cogió el móvil. Era el momento. Avanzaba hacia ella con el cuchillo en la mano cuando su móvil empezó a sonar.
Se debió de quedar sin respiración, no así la víctima.
ResponderEliminarBlogsaludos
Ai, te deja en vilo, para qure el lector imagine el final. Muy bien Mª Luísa.
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