Había muerto trabajando. Era el payaso más importante del circo, y ahora estaba sobre mi fría mesa de autopsias. Todavía llevaba puesto el traje con su nariz roja. No pude contenerme y la apreté. Su sonido característico inundó la sala. Los tres forenses que allí estábamos reímos a carcajadas. En la sala de espera, el domador y la trapecista, lloraban desconsoladamente.
Descansillos
Hace 3 días
Gajes del oficio, haciendo reír hasta después de muerto. Pobre...
ResponderEliminarUn saludo indio
Me gustó mucho. Muy bueno y muy original! Me encantan las historias de payasos. Un beso
ResponderEliminargracias a los dos!!
ResponderEliminara mi también me gustan las historias de payasos, Martín
besos