Siempre miraba a los ojos de sus víctimas unos segundos antes de asestar el golpe. Le gustaba sentir el miedo, la súplica y la desesperación. Sólo una vez no pudo hacerlo. Aquel corderito le recordaba a un anuncio televisivo.
Criptografía
Hace 3 días
Muy bueno tu mini-relato, nos metes el miedo en el cuerpo para luego no resultar ser tan cruel..
ResponderEliminarUn 10 para ti.
Besos.
Pobre!!! ¿vendrá de ahí lo de poner carita de cordero degollado? ufff. Besos.
ResponderEliminarOstras, me estaba imaginando aquella película del verdugo (una en blanco y negro de Pepe Isbert, creo) y luego no era tanto.
ResponderEliminarMarialuisa, tú y yo (algo macabras, lo reconozco, más por mi parte que por la tuya) debemos tener algo de telepatía relática.
Ya lo verás, en breve.
Un besazo.
y es que los anuncios televisivos muchas veces hacen que se te quede grabado hasta lo que no querés sentir...
ResponderEliminarme gustó!!
abrazos
Ay me dio tristeza el corderito
ResponderEliminar:(
:)
Asestar el golpe. Que terrible suena.
Pienso volverme vegetariana dentro de poco... gracias a un comercial televisivo que vi claro.
besos
Es que es el que lava más blanco la sangre.
ResponderEliminarBesos.