martes, 8 de junio de 2010

TRISTÓN

Había muerto trabajando. Era el payaso más importante del circo, y ahora estaba sobre mi fría mesa de autopsias. Todavía llevaba puesto el traje con su nariz roja. No pude contenerme y la apreté. Su sonido característico inundó la sala. Los tres forenses que allí estábamos reímos a carcajadas. En la sala de espera, el domador y la trapecista, lloraban desconsoladamente.

3 comentarios:

  1. Gajes del oficio, haciendo reír hasta después de muerto. Pobre...

    Un saludo indio

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  2. Me gustó mucho. Muy bueno y muy original! Me encantan las historias de payasos. Un beso

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  3. gracias a los dos!!
    a mi también me gustan las historias de payasos, Martín

    besos

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